Uñas decoradas y corazones conmovidos
El pasado 15 de diciembre, Anny, una usuaria de Facebook compartió una historia que conmovió los corazones de miles de personas: Una niña de unos 10 años acudió a su tienda queriendo ponerse a las uñas, Anny le comentó que el precio era de $250, a lo que la niña le dejó $100 y pidió su cita a las 7 de la tarde. Dijo que iría a vender más pepinos para completar y poder tener sus uñitas decoradas.
Al pasar un par de horas, ya a las 4 o 5 de la tarde, la niña regresó y dijo que no había podido vender más, pero Anny, conmovida, le dijo que igual le decoraría sus uñas, una clienta más que estaba en el lugar, empatizó con la situación y les dio $50 más.
Al llegar a la cita, la niña curiosa comenzó a hacer preguntas de todo tipo, a lo que Anny respondió feliz. Al terminar, Marina (que es el nombre de la niña) vio sus uñas llena de felicidad.
Al publicar esto, la historia de Anny se volvió viral, al punto de que Anny incitó a sus seguidores a ayudar a Marina económicamente o en la forma en la que quisieran.
Ahora, si somos sinceros, ponerle uñas a una persona, por mucho que haya trabajado para conseguirlas, no es algo que de inmediato creamos que se puede convertir en viral, sin embargo, tanto esta como otras historias cuyo trasfondo es más bien emotivo que impactante, se convierten en episodios referentes de la historia de Internet, ¿por qué?
Empatía
No vamos a decir que la empatía nos hace humanos, porque en realidad no lo hace; la empatía, que antes se consideraba sólo existía en nuestra especie, es causado por las neuronas espejo, que tienen una función de constructoras sociales que ayudan a que nos apoyemos los unos a los otros incluso sin nosotros sacar provecho.
Se ha demostrado que estas neuronas espejo están presentes también en algunos primates, en los elefantes, orcas y en animales que forman sociedades complejas.
Necesidad social
No estamos hablando de la necesidad de apoyarnos los unos a los otros, sino de la necesidad que tenemos de resaltar lo bueno cuando hay adversidad.
Pensémoslo bien, muchas veces se ha hablado de cómo los países con peores índices de desarrollo tienen algunas de las fiestas más grandes del mundo, y una manera espectacular de vivirlas, incluso se dice que mientras peor esté un país, más festeja éste.
Y si lo pensamos bien, nosotros funcionamos igual, aferrarnos a aquello que nos da alegría se convierte en un asidero dentro de la realidad. Este año, por ejemplo, vivir la Navidad a pesar de todo, decorar el árbol o poner el nacimiento han sido una manera de alegrarnos en un año tan oscuro, buscamos enaltecer los momentos felices.
Resaltar la alegría nos da esperanza.
En realidad, esta nota no es para analizar un fenómeno o para hablar de algo complicado, de lo filosófico o lo social; más bien, esta vez Los Eternos queremos poner énfasis en la alegría de otras personas, queremos que, en este año 2020 y especialmente hoy que es Navidad, recordemos que darle alegría a nuestro corazón es tan fácil y tan sencillo como ayudar a alguien más.
Hoy escribimos porque creemos que en un año lleno de la frialdad de estar separados, podemos encontrar la calidez suficiente en la alegría de otros, porque al final de cuentas… realmente nadie es tan Grinch como piensa.
¡Los Eternos les deseamos Feliz Navidad!
Y visita la historia completa aquí: