The Queen’s Gambit y la sororidad como mecanismo de defensa

Los Eternos Blog
5 min readDec 23, 2020

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Por Isadora Barba

Hace una semana hablamos de cómo The Queen’s Gambit nos muestra la necesidad de romper el techo de cristal; bueno, en esta ocasión vamos a hablar de algo mucho más bonito en el feminismo, que es la sororidad.

Y es que cualquier mujer que haya encontrado a una amiga feminista, realmente feminista, sabrá que el apoyo que nos otorgan es incondicional, que nos dan fuerza, y no nos culpan… que nos ayudan a abrir los ojos y se desesperan por hacernos entender, pero siempre, siempre, respetando nuestra historia, nuestro contexto y nuestro origen.

Una chica sorora es y será siempre una hermana.

Por eso, hoy quiero hablar no sólo de su belleza, sino de cómo esta sororidad en gran medida ha surgido como un mecanismo de defensa ante el mundo y ante el patriarcado.

La madre biológica de Beth

Las escenas con madre biológica de Beth pueden ser confusas, por un lado, ella se muestra como una mujer fuerte que no necesita de alguien más, y mucho menos de un hombre que se nos insinúa es el padre de Beth. Mientras la madre se siente segura, procura transmitirle esa independencia a su hija, especialmente diciéndole que la persona más valiente es aquella que se arriesga a estar sola.

El problema, es que también vemos cómo, desesperada, acude en busca del padre de Beth para decirle que la niña lo necesita, aunque él ya no está disponible.

Y es precisamente a lo que voy, su madre ya no pudo más porque estaba sola (una niña de ocho años por más que sea compañía y cariño, no es suficiente). No podemos ni debemos estar solos, somos seres sociales y como tales, las redes que tejemos a nuestro alrededor necesitan de más personas con las cuales podamos sentirnos acompañadas, a las que podamos ayudar y que nos apoyen también, aunque sólo sea escuchándonos.

Específicamente, la sororidad que nace del feminismo tiene muy claro que como una red de apoyo y cariño, nos entendemos unas a otras y nos apoyamos en la medida de nuestras posibilidades, basándonos en una ética del cuidado, en la justicia y en darnos nuestro propio valor.

La llegada al orfanato

Sin importar lo raro e incómodo de las primeras líneas de Jolene, a su modo, ella hace un espacio en un mundo que se mostraba cerrado para Beth, se convierte en su amiga y en su cómplice. Independientemente de si cualquiera de ellas era o no lo que podría llamarse una buena influencia, se acompañaron, y se dieron cariño de un modo que otros quizá no hubieran podido entenderlo.

Su estancia en un orfanato que las mantenía sedadas por gran parte del tiempo, la clara falta de amor y de cuidado que tienen hace que su vínculo sea más fuerte y, como Jolene dice al final de la serie, juntas ellas no eran huérfanas, se tenían la una a la otra.

Su relación con Alma, su mamá

Desde esa mirada cuando se ven en la visita al orfanato, hasta la muerte de Alma, su relación se ve llena de complicidades y entendimientos mudos.

A pesar de que el inicio supone una distancia entre ellas, ya que responden a diferentes metas de quién quieren ser (por un lado Alma, aunque deseosa de hacer algo diferente, de salir, se mantiene apegada a los estándares (como cuando la vemos correr a cambiarse cuando su esposo llega de imprevisto o cuando prefiere que Beth se una a un club social antes que jugar ajedrez).

Sin embargo, su relación se va construyendo a través del entendimiento de lo que la otra quiere, calla o ha vivido, se entreteje porque están juntas y porque en eso se basa la sororidad: comprensión de la otra, y cuidado de la otra. Es una de las relaciones más fuertes, al grado que Beth, aún cuando su madre muere, y a su manera, defiende su recuerdo ante las difamaciones del marido que reclama una personalidad que Alma no tenía.

Jolene reaparece

Ya estábamos perdiendo la esperanza de que Beth se recuperara pronto, pues salir de las adicciones, especialmente cuando has alejado a las personas, es sumamente complicado (y para nosotros suele suponer más de dos capítulos en una serie).

Pero justo en ese momento reaparece Jolene, más adulta, de modales más pulidos, pero el mismo fuego que la caracterizaba de niña, ahora más enfocado. Su presencia, la forma en la que acompaña a Beth y su apoyo incondicional le dan a beth una seguridad que hasta antes habíamos visto muy endeble.

Se convierten, casi de inmediato, en cómplices y en amigas de vida que sin importar el riesgo, van a apoyarse la una a la otra y que además, se demuestran cariño.

Cuando comienza a ganar partidas en Rusia

Desde la primera partida que gana, al salir Beth se encuentra con mujeres que además de reconocer su valor como jugadora, la convierten en una inspiración para ir contra de los estándares y para presentarse como un igual a los intelectuales del ajedrez ruso. Al convertirla en símbolo, crean también rostros de una lucha que propone la igualdad de las mujeres y los hombres, y le dan rostro a una habilidad en la cual también tienen terreno ahora.

Como ves, la sororidad tiene muchas caras, y aunque se nos muestre como el lado más deseable (porque creo que todos queremos tener una red de apoyo tan lindo como la sororidad femenina), nace de necesidades de defendernos ante lo hostil del mundo y el contexto histórico que cargamos, la creamos como un bunker en el cual nos protegemos de las bombas que tira el mundo.

Para Los Eternos este tema es importante, claro… pero especialmente para mí, su escritora, se vuelve un tema de profunda relevancia y de especial importancia y cercanía. Espero que la serie, así como quizá un poco la nota, las hayan inspirado a crear redes de apoyo y de cariño, a preocuparse por los otros y a generar un círculo que siga los ejes de la sororidad: comprensión, apoyo, cuidado, empatía real.

Cuéntanos, ¿qué opinas sobre el tema?

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